Valeria Tentoni nos hizo una entrevista sobre el libro Escritos en la calle para el muy recomendable Blog de Eterna Cadencia. Acá va un fragmento y el link a la nota completa.
Por Valeria Tentoni.
"Los grafitis, incluso los más racionales, son siempre el resultado de un apasionamiento, un furor que necesita ser dicho o mostrado a todos. Con firma o desde el anonimato, es la voluntad incontenible de expresar y comunicarse, muchas veces corriendo el riesgo de ser sorprendidos in fraganti, con la pintura fresca", se abre el volumen Escritos en la calle (La Marca Editora), que compila los mejores grafitis reunidos en una página web colaborativa, en funcionamiento desde 2009. Allí, todavía hoy cualquiera puede enviar un grafiti que por algún motivo le llame la atención, para que se publique.
De ese enorme archivo tomaron el centenar de imágenes que ahora se convirtieron en libro, con espítiru de homenaje a los grafiteros. "Un registro de la oralidad, un archivo lingüístico, de tipografías, de imágenes, de ideas y sentimientos que se expresan en la calle", explican sus hacedores.
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El viernes 1 de noviembre a las 19hs. participamos en La Libre de este encuentro con proyecciones y una charla abierta, junto a Eduardo Molinari y Santiago Fredes. Acá todos los detalles.
Diariamente se pegan en Buenos Aires entre 7 y 10 kilos de volantes de oferta sexual. Detrás de ellos se esconden la trata de personas y la prostitución infantil. A través de "Un problema real", Juan Pablo Chaves y Rubén Sánchez, buscan darle visibilidad al problema e impulsar soluciones colectivas a través de la acción.
El pasaje de la calle Superí, en el barrio de Belgrano, es conocido porque, desde hace años, sus paredes viven pintadas con grafitis hip-hoperos. Una visita nocturna a esta galería espontánea es la llave que abre una red de asociaciones con el tiempo como eje central.
Tercera selección de grafitis recopilados en los furgones de la Línea Roca, entre Sarandí y Hudson o Sourigues. Sexo, drogas y rocanrol, política, religión, amores y poesía entre esas cuatro paredes íntimas y públicas, donde nada se queda quieto mucho rato.