Los furgones de la Línea Roca abundan en inscripciones: rayados, con fibrón o con aerosol, se aprecian firmas, frases, dibujos, esténciles... de toda calaña y sobre temas muy diversos. Acá va una segunda selección de grafitis recopilados en viajes entre Sarandí y Hudson o Sourigues.
por Fernando Aíta
Los furgones son espacios por donde circulan cantidad de personas, pero por momentos conservan cierta intimidad, como de baño público. Por eso, entre otras cosas, en sus paredes proliferan todo tipo de imágenes y palabras.
En el ideario furgonero conviven declaraciones de amor, ofertas sexuales, adhesiones a sustancias, broncas personales y colectivas, pasiones del fútbol, religiosidad popular, cultismos anarquistas, jerga tumbera, firmas con nombres de barrios... Todo presto a réplicas, intervenciones, tachaduras; todo en permanente cambio.
Y es curioso observar, con el correr de las semanas y los meses, que muchas inscripciones permanecen inmutables. Esos dibujos y frases les dan identidad a los furgones, los distinguen, son una suerte de ayuda-memoria, formas de habitar esos cuartuchos promiscuos, de hacerlos un lugar. Huellas de viajeros frecuentes y mensajes para la comunidad.
Yo tampoco sé vivir sólo estoy improvisando
No hay qe hacerle a este cómico mundo el honor de tomarlo en serio.
Usted es para usted su propio enemigo.
Contra todo gobierno, contra toda autoridad. / Trabajo = trabalium > trabalium = intrumento de tortura. / Una mente inculta es una mente esclava.
Muerte a los militares y todos sus perros guardianes.
Calavera.
Julián x2
San La Muerte con su guadaña / 5 puntos / Nahuel el más piyo.
Gauchito ilumina nuestro caminar.
La Culi
Duende pipero.
Conga!
Ver "Grafitis furgoneros I":
http://www.escritosenlacalle.com/blog.php?Blog=110
Otras cosas de Fernando Aíta:
www.fernandoaita.com.ar
www.lenguaextranjera.com.ar
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Tercera selección de grafitis recopilados en los furgones de la Línea Roca, entre Sarandí y Hudson o Sourigues. Sexo, drogas y rocanrol, política, religión, amores y poesía entre esas cuatro paredes íntimas y públicas, donde nada se queda quieto mucho rato.
Un viernes, a eso de las 10 de la noche, sobre los bancos de cemento de una plazoleta en Donato Álvarez y Av. San Martín (San Francisco Solano), un tal Ariel se colgó a escribir con fibrón la novela de su vida: ideas simples y potentes, sinceramientos y consejos para sí mismo, para cualquiera.
Autor de novelas memorables como Nuevas cenizas y Muñecas 970, Mariano Fiszman transita las transformaciones de las calles de Villa Crespo, donde la demolición de casas antiguas coincide con el auge de los outlets y las pintadas del arte callejero.
Bárbara Gasalla le pidió a artistas callejeros que elijan una obra y cuenten su proceso de producción. Aquí Sebastián Cilio habla sobre su esténcil de Cayetano Santos Godino.