¿Quién dijo que los vasitos de telgopor solo sirven para tomar infusiones? Oscar Brahim vuelve a colocar frases inquietantes en la vía pública, a gran escala, con un material y un soporte inesperados.
por Alejandro Güerri
En fechas recientes, los vecinos de dos barrios de la capital fueron convidados con sorbos de lo imprevisto. Las intervenciones de Oscar Brahim volvieron a las calles (¿quizás nunca se hayan ido?), o para ser más exactos, a los alambrados que están dentro del predio de Agronomía, y a los que bordean las vías del ferrocarril San Martín, en La Paternal, frente a las ex-bodegas Giol.
Las frases que se ven en las fotos están compuestas con vasitos descartables de telgopor que, según cuenta Oscar, “los retiro de la bolsa de residuos en las estaciones de gas. Los taxistas se sirven gratis el café y descartan el vasito, que luego enjuago uno por uno para su re-utilización”. El efecto visual recrea una tipografía de puntos, que le da un grado de objetividad al mensaje y de belleza por el salto de escala.
A la sorpresa de pasar y ver un alambrado que dice cosas, se agrega la del contenido. Simples en su estructura, las frases tienen algo contradictorio cuando las releés, como si el sentido tironeara para dos lados y no se dejase atrapar. Oscar aclara: “las frases vienen llegando...estoy leyendo un libro para un trabajo interior propio y algunas me parecen que pueden ser compartidas, 'comprendidas' por el espectador transeúnte”.
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¿Te imaginás una ciudad sin graffiti? ¿Un paisaje de paredes impecables y vacías, dominado por publicidades y carteles de negocios? Bueno, acá va un pasaje del libro Existencilism de Banksy, que invita a imaginar lo contrario: ciudades llenas de vida y color.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires está desarrollando una campaña antigraffiti con el objetivo de "tener una Ciudad más limpia". Acá copiamos el comunicado oficial.
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En "la Advertencia del autor" del clásico Facundo, editado en 1845, Domingo Faustino Sarmiento cuenta por qué debió exiliarse en Chile.
Considerado un libro fundacional de la literatura argentina, es también un testimonio remoto de la práctica del graffiti a cargo de uno de los más importantes pensadores argentinos de fines del S. XIX.
Aquí va parte del texto.
Da para poner el nombre del tema y quién la canta, por si alguien no la conoce.
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