Del infinito mundo de expresiones callejeras, acá van aquellas que preferimos ver y registrar. El sitio está abierto para que lo sigamos construyendo entre todos.
Los que están escritos a mano por una persona, en la calle, a la vista de todos. Aunque también entran los graffiti que están más ocultos, en túneles, estaciones de subte, baños, trenes, colectivos, etc..
Preferimos las manifestaciones personales de amor, bronca, (declaraciones, confesiones, homenajes, etc.), las ideas políticas (no partidarias), la filosofía y el misticismo, las frases ingeniosas, las máximas y los delirios, la poesía, la música, las preguntas, la pasión por el fútbol, las expresiones idiomáticas y, claro que sí, las erratas.
Está todo bien con los graffiti hip hop (tags), los dibujos y los esténciles, pero a la hora de registrar graffiti, privilegiamos los que tienen texto. Igual, GRaFiTi está abierto a que cada cual lo alimente con su expresión callejera preferida.
No nos gustan las frases discriminatorias, ya sean de religiones, razas, nacionalidades, géneros, etc. Ahorremosnós subirlas.
GRaFiTi quiere seguir creciendo como archivo de escritos en la calle, construido colectivamente.
Fútbol, policías, ladrones, el punk, la cumbia, la literatura, la tele, un juego infantil, los 90, los 2000 y ¿más? Pasen y lean las conexiones que puede desatar un graffiti futbolero y carcelario escrito en la calle.
Nazza Stencil o Nazza Plantilla es de La Matanza, Provincia de Buenos Aires, pero sus intervenciones pueden verse por varias ciudades de Argentina y del mundo. A partir de algunas preguntas que le hicimos, compartimos su visión sobre algunos aspectos de las intervenciones en la calle.
Podés dejar tus consejos en los comentarios.
Cuando coleccionás grafitis (supongo que pasa con cualquier cosa que colecciones), no podés dejar de notarlos. Además de que abundan. Creo que, más allá de la obsesión, en la ciudad no hay una sola cuadra sin marcas: aunque sea una firma, un dibujito, un mensaje, fijate bien, porque en algún lugar están.
Desde 1998 hasta hoy, la ciudad entera de Buenos Aires es la galería donde Oscar Brahim elige exponer su obra. Sin vernissages ni catálogos con texto crítico, las intervenciones urbanas de Oscar –él las llama juegos– duran poco y están destinadas a un público fortuito, de ojos bien abiertos.