Jueves 21 de Marzo de 2019

Un cúmulo de casualidades buenas - entrevista a Desorden

Un cúmulo de casualidades buenas - entrevista a Desorden

Atrás de la firma Desorden, se adivina una mano de mujer que convierte la O de la sílaba central en un corazón y combina el tag personal con letras de canciones ajenas. En calles de Uruguay, Chile, Argentina y en su cuenta de Instagram (@desordensenace), podrás ver sobre vidrios y paredes las múltiples aplicaciones de este tag que también muta traducido a otros idiomas. Es lo que pasa cuando el caos se vuelve sensible. 

por Alejandro Güerri
 

¿Cuándo y cómo empezaste?


Empecé hace dos años. Un día estaba con un amigo y firmó en un kiosco de diarios. Me dijo algo similar a que tenía que probar escribir ahí, me pasó el marcador y puse mi nombre. Después me explicó que la onda no era poner algo que pueda reconocerme tan fácil. Yo no tenía idea de nada, tampoco me interesaba. Pero bueno, escribí abajo Desorden, en cursiva y quedó. 
Unos meses después, estaba sola en Uruguay. Estaba todo muy tranquilo, la gente estaba en otra porque era la época de los desfiles de las Llamadas. Me compré un fibrón rosa y otro negro y salí a hacer tags y escribir frases de canciones que me gustaban. Ese fue el principio.

 

¿De dónde surgió tu firma?

El nombre lo usaba cuando sacaba fotos a bandas. No pensé demasiado la firma porque ya era una especie de alterego. Después, cuando empecé a escribir más, me pareció que era un nombre que tenía fuerza por sí solo y un buen mensaje para que se lea en las paredes, sobre todo en el contexto actual donde, aunque todo esté mal, pretenden que estemos ordenados, callados y no creemos conflictos. Que nos expresemos lo menos posible, pensemos lo menos posible. Así fue también que me surgió la necesidad de hacer lo contrario, y el apodo estaba ahí antes de que agarre el marcador.

 


 

¿Por qué hay un corazón en el Desorden?


El corazón salió desde el tag en el kiosco de diarios. Hay una película que me encanta (Los amantes del círculo polar de Julio Medem) donde uno de los protagonistas dice "ya no quedan casualidades buenas". Refiere a otra cosa, pero creo que cómo todo se fue dando tiene que ver con esa idea: un cúmulo de casualidades buenas.

El corazón lo tomo como una forma de suavizar la palabra. En verdad, de ponerla en una suerte de contradicción. Ese símbolo se suele asociar con el amor. Mientras que muchas veces el desorden, con la violencia (al menos en el imaginario que reproducen los medios de comunicación hegemónicos respecto al desorden público, por ejemplo). Me gustó cómo quedaba esa contradicción de sentidos. 

 

¿En cuántos idiomas pintaste Desorden? 

 

Escribo "Desorden", "Disorder", "Désordre", alguna vez "Desordem" y otras veces mezclo sin querer, pero sobre todo uso los dos primeros. En inglés por la canción de Joy Division y me resulta práctico ya que lo escribo más rápido y ocupo menos lugar. En francés porque me gusta el idioma y cómo queda en letra cursiva. "Desordem" salió una noche, por azar y me di cuenta (o quizá me lo dijeron) que así debía ser en portugués. 
 

 

 

¿Dónde pintaste? (barrios, ciudades, países)

 

Primero hice tags en Uruguay, en Montevideo y Colonia. Seguí por CABA (en verdad no se en qué barrios escribí y cuáles me faltan). Tengo algunos firmas sueltas por el Conurbano. Que ahora recuerde: Lanús, Adrogué, Ramos, Haedo, Martínez. 
Siempre llevo al menos un fibrón conmigo, squeezer o solid, y en cada lugar al que voy, trato de ubicar alguna marca. Voy a La plata seguido así que hay por allá, y lo mismo Mar del Plata. El año pasado también anduve por Santiago (Chile), Valparaíso y Córdoba.
Igualmente, donde más escribo es en Capital, porque vivo ahí, pero soy de Zona Sur, por eso a veces pongo "Extremo sur" (como el disco de No Demuestra Interés) o "Conurbano se nace". 

Primero hice tags en Uruguay, en Montevideo y Colonia. Seguí por CABA (en verdad no se en qué barrios escribí y cuáles me faltan). Tengo algunos firmas sueltas por el Conurbano. Que ahora recuerde: Lanús, Adrogué, Ramos, Haedo, Martínez. 

 
Siempre llevo al menos un fibrón conmigo, squeezer o solid, y en cada lugar al que voy, trato de ubicar alguna marca. Voy a La plata seguido así que hay por allá, y lo mismo Mar del Plata. El año pasado también anduve por Santiago (Chile), Valparaíso y Córdoba.
 
Igualmente, donde más escribo es en Capital, porque vivo ahí, pero soy de Zona Sur, por eso a veces pongo "Extremo sur" (como el disco de No Demuestra Interés) o "Conurbano se nace". 
 

 

¿Cómo elegís las superficies? ¿Y qué relación hay entre el lugar y lo que pintes?
 

Al principio escribía sólo con fibrón y luego squeezer, así que el tema de las superficies lo fui aprendiendo sobre la marcha, por ensayo y error: rompiendo puntas, viendo dónde deslizaba mejor la pintura y tomando consejos del resto. Cuando pasé a la lata, dejé de ser selectiva, ahora es en cualquier lado, donde entre.


El tema de los lugares que elijo es algo variable: a veces me importa agarrar toda una avenida sabiendo que puede durar poco pero se va a leer más, aunque en verdad yo prefiero que se lea menos y quede (y hoy en las avenidas de Capital dura demasiado poco). No siento que escriba por el reconocimiento sino porque me divierte. Me gusta pasar y ver que sigue ahí, sobre todo porque tengo una pésima memoria y me olvido por dónde estuve.

 

¿De dónde salen las frases que acompañan algunas pintadas?
 

Las frases (que escribo en la calle y las que acompañan las fotos de Instagram) son parte de la música que escucho desde la adolescencia: NDI, 2 Minutos, Flema, Expulsados, Mal momento, Massacre, Loquero, The Smiths, Ramones, The Clash, Johnny Cash, Buzzcocks, Fun People, Crass, Social Distortion. Pero tengo gustos variados y en parte es un poco lo que se me cruza en el momento, la canción que se me pega. Cumbia, trap, pop, hardcore, jazz, rockabilly, indie. Quizás una noche puedo empezar escribiendo una frase de Edith Piaf y terminar con una de Justin Bieber. 

 



A veces también pongo citas de lo que leo. En Valparaíso, por ejemplo, me había comprado un libro de un escritor chileno, Nicanor Parra, que había fallecido dos meses atrás y sentí la necesidad de encontrar un lugar para escribir lo que acababa de leer: "Creo que moriré de poesía". Una cita que condensaba el espacio y tiempo en el que estaba. Volviendo a tu pregunta de arriba,  también me pasa que a veces es el espacio el que inspira lo que pinto.

  

¿Cómo es la relación entre tus pintadas y tu cuenta de Instagram? ¿Qué se aportan entre sí?

La relación con Instagram es la que se tiene con cualquier red social: la interacción con otras personas. Lo más importante me parece que es el hecho de conocer a otros que leo en la calle y no sé quiénes son o intercambiar alguna data. Hoy por hoy hay distintas formas de conocer: puede que una noche salga, me cruce a alguien que está en la misma y surja buena onda, o que entremos en contacto por Instagram y de ahí pinte salir a escribir. Así por ejemplo me pasó con Eqep de la crew amiga DFS. Veía todas sus firmas por mi barrio, hablamos por Instagram, nos dimos cuenta de que éramos vecinos y salimos a escribir. Al toque se convirtió en mi dúo dinámico.

Por otro lado, están los piolas que te pasan fotos o que quieren saber más sobre la firma, si es una palabra al azar o tiene otro mensaje detrás. Eso también es divertido porque cada uno le otorga su sentido y porque las personas con las que hablo siempre tiran la mejor. 

 


 

¿Pintás siempre sola o en grupo? ¿Cómo son ambas experiencias?
 

De las dos formas y lo tomo como algo completamente distinto. A veces tengo la necesidad, salgo y ya, sin ver quién sale esa noche o si estoy en un lugar sola, no es un impedimento. Tengo una parte bastante solitaria, no necesito estar siempre con gente, al contrario, muchas veces disfruto el no estarlo. Un punto en contra son los discursos actuales que circulan (en los medios, en las redes, en las charlas con amigas) que hacen que una paniquee o al menos sea consciente de las situaciones de vulnerabilidad a las que a veces nos exponemos las mujeres. Eso lo siento sobre todo cuando estoy en alguna ciudad o barrio que no conozco tanto y no tengo mucha idea por dónde estoy caminando o la lógica del lugar. Igualmente pienso que no hay que quedarse, sino estar atenta.
 

Igualmente, si tengo que elegir, prefiero salir con otros (aunque no con muchos). Entre las cosas que más rescato de haber empezado a escribir están los vínculos que establecí, la camaradería de las personas que me hicieron parte, incluso aunque tenga diez o quince años menos en esto que ellos, o aunque sepan que mi fin último no es pegar un estilo copado y mejorarlo, sino simplemente expresarme todo lo que pueda. Con ellos me siento acompañada, cuidada y aprendo.


Puedo mirar muchas cuentas por Instagram, ver videos, pero mis maestros están en la calle, son los que salen conmigo. A la vez, encuentro con mis compañeros un espacio no sólo para escribir sino para charlar, hacer catarsis de las cosas que nos pasan. Siempre es bueno salir, tomar una cerveza, escribir e incluso poder reconvertir la mala energía en algo positivo. Creo que es en verdad lo más gratificante de todo esto: el modo en que las anécdotas se acumulan.

 

Martes 18 de Octubre de 2011

Táctica y estrategia del esténcil, según Siqueiros

El muralista mexicano David Alfaro Siqueiros (1896-1974) estuvo en Argentina durante la década del 30. Además de pintar un mural, puso en práctica la técnica del esténcil con fines políticos: atacar la dictadura de Agustín P. Justo. En este texto, publicado en su libro de memorias, Me llamaban el coronelazo, cuenta cómo desarrolló una "gráfica de agitación y propaganda".

Miércoles 12 de Octubre de 2011

¿Qué frase sobre política pintarías en la calle?

Poné tu frase abajo en los comentarios. Gracias.

Sábado 8 de Octubre de 2011

Leer la calle - Entrevista a Fabricio Caiazza

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Jueves 29 de Septiembre de 2011

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Domingo 25 de Septiembre de 2011

La Ciudad-Escenario: Itinerarios de la performance pública y la intervención urbana

En este breve ensayo, Rodrigo Alonso (profesor universitario, crítico y curador independiente) repasa distintos cruces entre arte y ciudad, y analiza, a partir de algunos ejemplos de las últimas décadas en Argentina, varias posibilidades y riesgos de las intervenciones artísticas en el espacio público.

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