En la noche del sábado 4 de julio en Constitución, por Virrey Ceballos al 1200 bajo la autopista, quemaron a una mujer dentro de la precaria casilla en la que vivía. No se logró reconocerla pero dicen que se llamaría Julieta. Un grupo anónimo realizó una acción en el lugar para velarla y ver si se puede restituir su nombre.
Nos encontramos a las 14:30 del sábado 1º de agosto, y mientras preparábamos los materiales, hicimos un brindis con caña y ruda.
Una se subió a la escalera, otra encolaba las letras y otra ponía pegamento en el fratacho para darle a la pared y repasar las letras pegadas, mientras las demás tomaban fotos y campaneaban.
Un chico que pasaba se detuvo y nos dijo que sabía, que le había dado a la mujer una frazada dos días antes de que la mataran –no sabía su nombre– y que le parecía bueno que estuviéramos haciendo eso, para que se recuerde.
Cuando habíamos completado el “AQUÍ”, pasó un pibe de ojos claros por enfrente hacia Cochabamba, con una lata de birra en la mano, y tiró un simpático: “¡Va quedando, eh! ¡Va quedando!”.
Un vecino, morocho corpulento, que estacionó su auto enfrente se acercó y dijo: “No sé si estaba viva”. Nos contó que había visto el primer fuego y salir a un hombre caminando, la supuesta pareja de la mujer. Según él, quizás ya la había matada y prendió fuego después. Dijo algo como que no era odio social sino algo “entre ellos mismos”, o sea, los ya fuera de nuestra sociedad. No usó esa palabra, pero para él se trataba de un femicidio.
Volvió a pasar el pibe de ojos claros hacia San Juan cuando habíamos terminado. Se detuvo y comentó. “Quedó piola, eh”. Y ahí leyó la frase entera: AQUÍ QUEMARON VIVA A UNA MUJER. “¿En serio?”, preguntó. “Uh. Me re-traumé”. Y se alejó con los ojos llorosos.
Cuando terminamos de pegar las letras, atamos las cintas de colores. Hicimos algunas fotos y nos retiramos con la sensación de haber tocado un punto sensible de ese flujo, acupuntura, de haber activado algo en ese espacio, desde ahora de memoria.
.
Textos de Ariel Weinman y Adrián Cangi en Revista Ignorantes:
https://rededitorial.com.ar/revistaignorantes/voces-abandonadas/
Texto de Horacio González en La Tecla Eñe:
https://lateclaenerevista.com/la-mujer-quemada-por-horacio-gonzalez/
Noticia en Página/12:
https://www.pagina12.com.ar/277024-prendieron-fuego-a-una-persona-que-dormia-en-la-calle
Noticia en Perfil:
https://www.perfil.com/noticias/policia/queman-viva-a-persona-indigente-situacion-de-calle-en-constitucion.phtml
Noticia en La Nación:
https://www.lanacion.com.ar/seguridad/femicidio-quemaron-bajo-autopista-25-mayo-mujer-nid2392920
.
.
Tres videos con distintas visiones sobre el borrado de grafitis. El norteamericano Joe Connolly: un fanático del graffiti dado vuelta. Irmella Mensah-Schramm, una berlinesa jubilada, tapa y remueve inscripciones nazis. Y un corto "documental" que propone ver al borrado de graffiti como una forma de arte subconsciente. De yapa, graffiti revertido del brasileño Alexandre Orion.
El domingo 27 de noviembre a las 17:00 hs., salimos a cazar grafitis por las calles de Chacarita y Colegiales. Nos encontramos en el Espacio Cultural Despierta, en Av. Lacroze 3574.
Ponélo abajo en los comentarios.
Gracias.
Jorge Barón Biza (1942-2001) fue escritor, crítico de arte, periodista y docente en la Universidad Nacional de Córdoba y en la de Catamarca. Tuvo una vida atormentada que narró en sus libros: El desierto y su semilla, El indiferente, Papiroflexia. El texto que sigue cuenta una visita al penal de Bouwer, y recopila grafitis que los presos dejaron en puertas y paredes.
El sábado 15 de octubre se realizó la 1º parte de la intervención de "Entramado político": Célula Móvil pegó carteles impresos en serigrafía a dos colores, con un palimpsesto de eslóganes de campaña, a lo largo de la Av. Santa Fe, desde Pacífico hasta Belgrano.