En "la Advertencia del autor" del clásico Facundo, editado en 1845, Domingo Faustino Sarmiento cuenta por qué debió exiliarse en Chile.
Considerado un libro fundacional de la literatura argentina, es también un testimonio remoto de la práctica del graffiti a cargo de uno de los más importantes pensadores argentinos de fines del S. XIX.
Aquí va parte del texto.
On ne tue point les idées.
Fourtoul
A los hombres se degüella; a las ideas, no.
A fines de 1840 salía yo de mi patria, desterrado por lástima, estropeado, lleno de cardenales, puntazos y golpes recibidos el día anterior en una de esas bacanales de soldadescas y mazorqueros. Al pasar por los baños de zonda, bajo las Armas de la Patria, escribí con carbón estas palabras:
On ne tue point les idées.
El gobierno a quien se comunicó el hecho, mandó una comisión encargada de descifrar el jeroglífico, que se decía contener desahogos innobles, insultos y amenazas. Oída la traducción, "¡Y bien! -dijeron-, "¿qué significa esto?..."
Significaba, simplemente, que venía a Chile, donde la libertad brillaba aún, y que me proponía hacer proyectar los rayos de las luces de su prensa hasta el otro lado de los Andes. Los que conocen mi conducta en Chile, saben si he cumplido aquella protesta.
* La idea de esta entrada fue sugerida por la nota sobre el graffiti que Oscar Félix Haedo publicó en la revista Idea Viva.
¿Dónde lo viste?
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Gaucholadri es el alias que eligieron Marcos Zerene y Federico Calandria, dos artistas y diseñadores mendocinos, para firmar sus intervenciones callejeras. En honor a su nombre, el logo de GL es un afano del de LG, una resignificación que invierte el orden de lectura. Siempre en blanco y negro, los dibujos sólidos combinados con palabras finitas, se sacan chispas cuando se encuentran en sus obras.
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