En el libro Written on the City, Axel Albin y Josh Camler proponen una división de los graffiti en tres grupos: del ego, estéticos y con mensaje. Acá va el texto traducido y una invitación a recorrer dichas categorías.
Graffiti del ego
Como una campaña de marketing, como un perro meando en las alcantarillas y en los árboles, el graffiti del ego quiere difundir el nombre de su creador en toda la comunidad etiquetando tantas superficies como sea posible. No dice nada más que el nombre, repitiéndose en cada lugar que se lo encuentra. Se trata de mí, no de vos.
(Mirá algunos en Tags.)
Graffiti estéticos
La pieza, la quemadura, el vómito, el mural: este es el graffiti para el consumo estético. Más que cualquier otra cosa, primero es bello. El impulso detrás de esta clase de graffiti es generoso. Es un regalo para los ojos, para el mundo visual que compartimos.
(Mirá algunos en Dibujos.)
Graffiti con mensaje
Destinado a ser leído y accesible para cualquiera que pase, el graffiti con mensaje está tratando de decirte algo. Quienes lo hayan escrito no te conocen, ni vos lo conocés a ellos, y tampoco importa. Es lo que ya se dijo, es el mensaje lo que importa.
(Mirá algunos en Consejos y pedidos.)
¿Dónde lo viste?
Contanos en los comentarios.
Gaucholadri es el alias que eligieron Marcos Zerene y Federico Calandria, dos artistas y diseñadores mendocinos, para firmar sus intervenciones callejeras. En honor a su nombre, el logo de GL es un afano del de LG, una resignificación que invierte el orden de lectura. Siempre en blanco y negro, los dibujos sólidos combinados con palabras finitas, se sacan chispas cuando se encuentran en sus obras.
Daniel Liñares viene desarrollando una investigación sobre canciones, lenguaje y formas poéticas. En este ensayo, exploró diversas relaciones entre grafitis, letras y discos. Acá compartimos la primera parte y un enlace al texto completo en formato pdf.
Segunda parte del texto de Daniel Liñares sobre grafitis, canciones y discos, ahora con el foco puesto en el rock nacional, y distinguiendo dos líneas: grafitis políticos y confesionales.
En el predio abandonado del Mercado del Abasto cordobés, un grupo de 24 artistas callejeros crearon el Museo de arte urbano, un proyecto que participa del movimiento global, Inside Out.