En su libro Graffiti, Lelia Gándara hace un estudio detallado del género. En este pedazo del texto habla sobre algunos rasgos comunes de la escritura de graffiti.
"Respecto de los condicionamientos estilísticos asociados al género discursivo, hemos visto que el graffiti está condenado a la concisión. Y no sólo por el carácter clandestino de esta actividad de escritura, sino también porque el espacio en el que el mensaje se despliega es limitado, y porque además la mirada lectora suele ser la de alguien que no se detiene, sino que está desplazándose en un ámbito público.
Entonces, el imperativo mayor es la economía de recursos, que se manifiesta de dos maneras:
-por un lado, el minimalismo, la síntesis, que consiste en evitar todo lo innecesario, algo así como "ir al grano".
-y por el otro, la explotación al máximo de la significación utilizando recursos que potencian la riqueza expresiva de cada elemento y permiten "decir más con menos".
Graffiti, de Lelia Gándara, Eudeba, Buenos Aires, 2002.
Doctora en Letras (UBA) e investigadora del Conicet, Claudia Kozak es autora de dos libros sobre intervenciones urbanas: Las paredes limpias no dicen nada, en colaboración, y Contra la pared. En esta entrevista, desmenuza la práctica del graffiti: géneros, estilos, temas y ejemplos puntuales, con el ojo puesto en la relación entre los lectores y lo que aparece escrito en el espacio público.
Tres videos con distintas visiones sobre el borrado de grafitis. El norteamericano Joe Connolly: un fanático del graffiti dado vuelta. Irmella Mensah-Schramm, una berlinesa jubilada, tapa y remueve inscripciones nazis. Y un corto "documental" que propone ver al borrado de graffiti como una forma de arte subconsciente. De yapa, graffiti revertido del brasileño Alexandre Orion.
El domingo 27 de noviembre a las 17:00 hs., salimos a cazar grafitis por las calles de Chacarita y Colegiales. Nos encontramos en el Espacio Cultural Despierta, en Av. Lacroze 3574.
Ponélo abajo en los comentarios.
Gracias.
Jorge Barón Biza (1942-2001) fue escritor, crítico de arte, periodista y docente en la Universidad Nacional de Córdoba y en la de Catamarca. Tuvo una vida atormentada que narró en sus libros: El desierto y su semilla, El indiferente, Papiroflexia. El texto que sigue cuenta una visita al penal de Bouwer, y recopila grafitis que los presos dejaron en puertas y paredes.