En su libro Graffiti, Lelia Gándara hace un estudio detallado del género. En este pedazo del texto habla sobre algunos rasgos comunes de la escritura de graffiti.
"Respecto de los condicionamientos estilísticos asociados al género discursivo, hemos visto que el graffiti está condenado a la concisión. Y no sólo por el carácter clandestino de esta actividad de escritura, sino también porque el espacio en el que el mensaje se despliega es limitado, y porque además la mirada lectora suele ser la de alguien que no se detiene, sino que está desplazándose en un ámbito público.
Entonces, el imperativo mayor es la economía de recursos, que se manifiesta de dos maneras:
-por un lado, el minimalismo, la síntesis, que consiste en evitar todo lo innecesario, algo así como "ir al grano".
-y por el otro, la explotación al máximo de la significación utilizando recursos que potencian la riqueza expresiva de cada elemento y permiten "decir más con menos".
Graffiti, de Lelia Gándara, Eudeba, Buenos Aires, 2002.
La plataforma de colaboración cívica Crónicas de Héroes (con base en México) eligió a GRaFiTi como una de las buenas iniciativas en Argentina.
El Ministerio del Interior y Transporte denunció "por daños y perjuicios" a los padres de un menor que pintó grafitis en una de las nuevas formaciones del ferrocarril Sarmiento que estaba en exposición en Puerto Madero. ¿Qué opinan?
Soledad Moisas nació hace 30 años en Ayacucho y vive desde hace tres en Mar del Plata. Aunque dice que todavía está aprendiendo, sus pintadas se van multiplicando en las calles de varias ciudades y ya dan muestras de un estilo propio.
En el sitio legislemos.org, de los legisladores del PRO Gabriela Michetti y Diego Santilli, proponen multar a los grafiteros para desalentar esta práctica que "daña los espacios públicos", y así tener una ciudad "más linda y cuidada". ¿Qué tal?