Fabricio Caiazza (alias faca) es un artista visual que, a través de proyectos colaborativos de arte y tecnología, explora relaciones entre el mundo físico y las comunidades virtuales. Oriundo de Rosario, sus trabajos llegaron a Uruguay, Perú, España, entre otros. A continuación, una charla sobre trabajos colectivos e individuales, experiencias en arte y política, e intervenciones en espacios públicos como la calle y la web.
por Fernando Aíta
Esta entrevista fue realizada en dos partes: la primera vía Skype mientras faca estaba en Barcelona, y la segunda personalmente en Rosario.
“Llegamos a sembrar la duda”
Arrancamos en el '93-94 con unas 15 personas, en un equipo que se llamaba Cosas de Negro. Nos interesaban los espacios de protesta política en ese momento, aunque no participábamos con ningún partido. Éramos muy pendejos, teníamos entre 17 y 20 años. Hacíamos una especie de manifestaciones que se acoplaban a las de los jubilados y los maestros. Íbamos vestidos de negro, con banderas negras, lisas. Y subíamos a los palcos a hablar. Nos anotábamos como organización y decíamos que “llegábamos para sembrar la duda”.
Nos habíamos ido conociendo de la noche de Rosario. Había varios lugares under y básicamente era gente vinculada al arte y la comunicación. Por ahí circulaba el mito de Cucaño, una movida de intervenciones de fines de los '70 y principios de los '80, que se mantenía encendido. No había nada escrito, y las acciones que se contaban, uno con 18 años las completaba con la imaginación.
Por esa época también tuvimos un proyecto que se llamaba Movimiento Gordini, que seguíamos con el estilo de Cachilo, de los grafitis con ceritas, con crayones.
Arte y política: manifestaciones experimentales
Después entré a estudiar en la Universidad de Rosario y con gente de la facultad de Artes, armamos el grupo Arte en la Kalle. Empezamos a trabajar con el colectivo HIJOS (Rosario), que estaba emergiendo. Nos llamó la atención años más tarde conocer al Grupo de Arte Callejero (GAC) de Buenos Aires, cuyo proceso fue muy similar. Trabajábamos en ese sentido de darle otro carisma a los 24 de marzo, incorporando fuego, murgas y acciones gráficas a las manifestaciones vinculadas con Derechos Humanos. Me acuerdo de un puzzle muy grande, un rompecabezas con cubos de un metro y medio, con unas imágenes de los comandantes, y Menem y Alfonsín, y con eso íbamos obturando la peatonal, el lugar donde se hacían las marchas en ese momento.
Hubo varias campañas: 20 años velando por usted, la Caravana contra el poder, Carrefour - los sueldos más bajos, Los Manzaneros (en alusión a las manzaneras de Chiche Duhalde): un grupo de mariachis que tocábamos en el subte y los colectivos, boleros con letras tergiversadas. Mc Cats porque en Rosario, mientras se asaban gatos en protesta por la hambruna, abrían un McDonald's. Todo esto era muy experimental. Tampoco nos calentábamos por registrar nada, sacar fotos, esas cosas. Pero se pueden ver imágenes en Not for Sale, un “archivo afectivo” que hizo Inne Martino de registros de intervenciones de los 90s hasta mediados del 2000, con fotos de rollo de su archivo y otras que muchas personas le fueron acercando.
El final de los 90s.
En 1998 el gobernador Obeid había promovido un operativo de Saturación Policial. Entonces trabajamos con HIJOS en una campaña distribuyendo trípticos, en escuelas públicas, con datos de cómo proceder en caso de detención, y un micro de radio. Paralelamente, para instalar el debate y darle visibilidad a la campaña, realizamos un esténcil de Robocop vinculado a los flyers como una estrategia publicitaria, inspirada en Tucumán Arde. Hicimos como 150 Robocops de dos metros, y después de dos semanas les agregamos la frase “Tolerancia Cero”. También participamos de la Brigada Payaso, pintando narices rojas en los afiches de candidatos desde las elecciones de 1999.
Por el 2001 estaba trabajando en una Escuela de Artes Urbanas en el Oeste de Rosario, donde me conecté con unos pibes que se juntaban en un taller de bicicletas y colaboraban en las vecinales, muy pilas. Y descubrí toda la movida del graffiti hip hop y esa cultura, que ni sabía que existía en esa zona. Yo me ocupaba de transmitir algunas técnicas para pintar con aerosol, esténciles, y también serigrafía. Ahí estuve como cuatro o cinco meses sin cobrar el sueldo y trabajando, entonces cuando me pagaron todo junto, me fui a Barcelona.
Otras formas de circulación
En España, nos vinculamos con la gente de Yomango.net. Nos dedicábamos a liberar indumentaria, libros, música de las multinacionales. La estrategia era buscar zonas grises de legalidad para accionar políticamente. Se trataba de gestos que abrieran nuevas posibilides, a partir de un consumo desobediente y otras formas de circulación que las que propone el mercado, buscar alternativas a esa unidireccionalidad.
Volvimos a Rosario a los seis meses. Tuvimos que volver de apuro porque fallecieron los abuelos de Inne. Y encima nos entraron a la casa y se llevaron todo. Un bajón... Acá ya conocíamos a la gente de Planeta X. Aunque había cambiado todo, se estaban reuniendo ahí las asambleas barriales y trabajaba la gente de Indymedia también, e indudablemente era el espacio para estar. Ahí empezamos el Taller de Guerrila de la Comunicación. En PX había interés por las investigaciones de la Internacional Situacionista, y los trabajos de Barthes y Eco en los 60s. Y creamos ese espacio para compartir conocimientos y hacer experiencias. Cateaters era el nombre de fantasía que usábamos para las acciones del Taller... La idea era generar múltiples nombres para despistar. Además en las acciones no sabíamos del todo qué era lo que había acontecido, y nos interesaba que no quedara todo claro o explicado.
De Pinche Empalme Justo ya hablé un montón, y está todo online.
Trabajo en red y autoría difusa
En el 2002 desarrollamos Piquete Way, un híbrido entre la movida piquetera y Rebelde Way (una serie de TV para adolescentes). Empezamos a tener algunas diferencias con el equipo de Indymedia, por esta cosa más tradicional de la bajada de línea y la estética realista. Algunos estábamos más para seguir experimentando. Y en ese contexto comenzaba la criminalización de la protesta piquetera, entonces pensamos cómo ablandar esa imagen. Empezamos a estudiar marketing, y aplicamos lo que se hace con un producto a una movida que era básicamente para adolescentes, que se identificaran con el movimiento del que formaban parte, y al mismo tiempo mixturarlo con la cultura pop. Diseñamos esténciles, remeras y pins. Fuimos a un corte del Puente Pueyrredón y repartimos remeras y pins a las chicas piqueteras. Les cedimos toda la gráfica a los colectivos, y ellos se pusieron en contacto con gente de España, vendieron las remeras y consiguieron fondos para financiar sus actividades. Hicimos una serie de prendas con ropa reciclada, con unas capuchas muy coloridas, divertidas.
También participamos cuando vino Bush a Mar del Plata, en 2005. Empezamos a participar del Grupo Bristol, una lista de correo donde se había armado un espacio de denuncia sobre lo que pasaba con la Cumbre, y armamos, en forma anónima, toda una línea gráfica para la ocasión.
Siempre trabajamos en red. Con una idea de autoría difusa. También para despistar. Cambiar la firma, tener varios nombres. Algunas personas estaban al frente de determinado proyecto pero éramos muchos metiendo cabeza. Siempre nos seguimos encontrando y hacemos seguimiento de los proyectos en los que anda cada uno.
De la protesta a la propuesta
En 2005, largamos con Inne, Compartiendo Capital. Los primeros años consistió en la distribución de ciertos conocimientos en el plano físico, emulando lo que ocurre en Internet. Invitamos gente a dar charlas. Que vengan y cuenten qué hacen, cómo lo hacen, cuál es su contexto. Que abran su código. Vino gente vinculada a la autoedición, a la fotografía, colectivos de artistas... Algunas situaciones eran en casas, otras en Planeta X, en El Levante, y a veces en el Centro Cultural Parque España. Ahí empezamos a trabajar con instituciones, cosa que antes no. Por ejemplo invitamos a Lila Pagola a dar una charla sobre Net Art y no teníamos proyector, lo pedimos al Parque España y nos dieron una sala. El trato con las instituciones cambió radicalmente en relación a los 90s.
Sincita: un proyecto “personal”
En Barcelona, en el 2007 nace Sincita. Yo había participado dos años de una lista de correo, y mientras estaba en Barcelona uno de los temas que se estaba debatiendo era la incidencia del arte en los espacios públicos. Y empecé a seguirlos, y desde acá tomaba frases de los debates, las escribía en pizarras y las ponía en lugares como verdulerías o negocios, les hacía fotos y las subía a Internet.
Sincita es un derivado individual. Trabajar solamente de manera colectiva cansa. Estando solo no tenés que consensuar, consultar todo... Y a la vez, es tomar conciencia de que lo que uno es, piensa o hace es producto de un montón de personas: por más que se realice de forma individual, uno siempre es parte de fragmentos que fueron construidos por otros.
Barcelona, agosto de 2011
Hace muchísimo calor y es difícil aguantar en una plaza. Desde el gobierno aprovecharon que la gente se replegó y cercaron muchos espacios con vallas. Y se dan cosas insólitas. Nosotros a veces decimos que en Argentina no hay lógica, pero acá es igual. Hay piquetes para evitar desalojos, caen con un abogado a leer la constitución en la puerta, y por ahí te sacan a un viejito que vivió 45 años en la misma casa. Hay parejas jóvenes que están hipotecadas y se quedaron en la calle. No sólo pierden la casa sino que les queda una deuda enorme con el banco. Esa gente no se recupera más. Y empiezan a aparecer comedores comunitarios, para gente que no tiene qué comer. Todo tiene una pátina de marketing, todo tiene logo, nombres rimbombantes, nunca lo van a llamar así, pero son comedores para pobres. Y hay mucha gente pidiendo y durmiendo en la calle, hurgando en los tachos de basura. Acá también vivieron una fantasía neoliberal como 15 años. Una cosa inflada: viven del turismo y se endeudan con la comunidad europea.
Estuve charlando con gente que participó hace años de experiencias de Guerrilla Comunicacional, que hoy no tienen contacto con los pibes de 20, y sin embargo, están utilizando las mismas estrategias que ellos diseñaron 10 años atrás. Es algo que permanece en el ADN de la ciudad y circula de boca en boca. Como para nosotros el mito de Cucaño, es la misma dinámica.
Segunda parte: Sincita Rosario 2011
Está bueno jugar con varios métodos de trabajo. A mí me costó hacer cosas solo porque inicialmente estuve más vinculado con proyectos de corte netamente político, y después haciendo hincapié en el proceso de trabajo grupal. Me costó sacar una producción más personal. Lo corriente es trabajar de modo individual y después aprender el trabajo en grupo. Tuve que reaprender a llevar adelante una iniciativa en el tiempo y solo.
Hasta ahora trabajaba en los carteles con materiales perecederos, cartones, maderas, o simplemente papel pegado. Hace un año pensé en construirlos con material más duradero, como chapa, metal. Atornillarlos a la pared y que perduren al menos un mes. Estoy cortando chapas de aluminio y varillas, un material barato y muy liviano, que me permite llevarlos caminando, ir con un taladro, pedir energía a un vecino y dejarlos colocados. Y estoy pensando en ubicarlos enfrente de algunos espacios que hay acá en la ciudad, que juegan en el margen entre institución y espacio autogestionado. Mayormente son locales, espacios gestionados por los mismos artistas que llevan adelante el lugar. Me interesa señalar esos lugares. Supongo que después con el relevamiento fotográfico de los carteles, junto con el link de cada una de estas pseudo-instituciones, se podrá ver eso.
Los contenidos son todos diferentes, y voy a seguir trabajando con textos tomados de Internet, pero estoy incorporando gráfica, imágenes. Estoy remixando textos con, por ejemplo, algunos personajes que aparecen en recipientes de detergente de otras décadas, simplemente porque me gustan. Me gustan los dibujitos y los quiero linkear con lo que venía haciendo de texto neto. Son carteles de unos 2 metros por 80, pero pesan menos de un cuarto kilo.
Proyecto Anda
Estamos trabajando en este proyecto con Inne Martino, que también es artista visual, y con Melina Torres que viene del campo de la comunicación.
Concretamente, lo que queríamos hacer es por un lado el fetiche de la construcción de baldosas calcáreas, investigar cómo se hacían, y qué posibilidades hay de hacerlas con materiales que conseguimos en cualquier ferretería. Y al mismo tiempo señalar el deterioro de las veredas, del espacio común, la poca importancia que le dan los vecinos y el Estado al espacio compartido. Y nos parecía simpático señalar esos faltantes, esos huecos, con baldosas de autor. Averiguamos métodos para hacerlas de modo sencillo, a través de videos vía YouTube. Encontramos informes de Catalunia, de Portugal, y nos interesaron más los de la India, donde los tipos las construyen sin ninguna máquina. Solamente combinan cementos en diferentes capas y un sistema de fraguado bajo el agua muy simple. Funcionaron los prototipos que hicimos, entonces convocamos a artistas jóvenes, de la gráfica o el diseño, y les pedimos que propongan patrones, modelos, moldes. Después fuimos a visitar y entrevistar a Vicente Callacci, un señor que tiene una pequeña fábrica de baldosas calcáreas, suponemos que la última que queda en Rosario: es básicamente un galpón con una montaña de arena, una de cemento, y moldes.
La siguiente etapa es de saneamiento urbano. Estábamos esperando la primavera. Vamos a ir con carretilla, cemento y baldosas a colocarlas en veredas donde falten. Mientras tanto hicimos unos tutoriales, disponibles en la web del proyecto, que se pueden descargar para hacerlo en sus casas, y también hay unos videos.
Esta es una experiencia piloto, con apoyo que conseguimos del Fondo Nacional de las Artes. Intentamos jugar con tres ejes: intervenir el espacio público, generar un producto que sea de código abierto, es decir que circule la difusión del producto a la par de la receta, y vincular a artistas jóvenes con personas que tienen un saber artesanal o semi-industrial más tradicional. Fantaseamos con varias proyecciones: venderlas para casas, hacer talleres para vecinos... Queremos terminar esta etapa, de lo que llamamos “intervención amable” y después vemos.
Ciclos, modas
Hace algunos años que sigo varios Flickrs de gente vinculada a diseño, artes visuales y comunicación, de acá y de otros lugares, y noto que hay ciclos, modas... Ahí se nota cómo hay estilos, elementos, líneas estéticas que circulan y se van adoptando en distintos lados. Y creo que podés ver quiénes participan de qué redes y cómo al cabo de un tiempo todos se terminan emulando. Es como un trabajo de elaboración colectiva. Me parece que lo que se puede ver es la interpretación local de fenómenos globales. Eso sería lo característico de cada lugar hoy en día, cómo se interpreta o traduce localmente algo que sucede simultáneamente en muchas partes.
Qué hay de nuevo
Hace unos tres años me llamaba la atención y me gustaba lo que pasaba con los stickers, las pegatinas, acá en Rosario. Muchas cosas en papel pegado, autoadhesivos, fotocopias pintadas con engrudo, de todo. Inne hizo unos trabajos con personajes por el 2005. Las chicas de la Federación de StickBoxing hicieron muchas cosas. Y me gustaba mucho lo de Head Honcho también: unos papeles cortados muy prolijos con imágenes de criaturas futuristas, que fue uno de los primeros en usar las pegatinas como un puzzle para armar murales de gran tamaño. Ahora siguen apareciendo pegatinas pero ya están integradas al paisaje urbano. Hay un zorrito, por ejemplo, que no parecía una imagen de la estética callejera y ya me acostumbré a verlo.
Ahora noto que varios fotógrafos están saliendo a mostrar su trabajo. Copian las fotos en papel y las pegan: a veces varias copias para formar una imagen, y a veces como una galería de Flickr en la calle. Pero todavía no salen del formato rectangular. No hicieron cambios de formato para trabajar sobre un nuevo espacio. Es como en los 80 que volvió la democracia y los pintores dijeron “salgamos de los talleres”, pero salieron con los caballetes...
Experimentales y profesionales
Antes de los stickers, se veía bastante esténcil. Ahora es algo súper extendido. Pero primero hay un período de experimentación, y tal vez pasan tres o cinco años hasta que eso se instala y aparecen otra vez cosas nuevas. Después viene una profesionalización. Para las agrupaciones políticas, el esténcil es una herramienta que usan por practicidad, es fácil y rápido pintar con un esténcil, por un reclamo, para hacer una campaña. Pero ya no cortan placas radiográficas con las letras: llaman a alguien que lo haga bien, con un diseño. Por ejemplo, el Movimiento Giros que hace un trabajo terriotrial fuerte, tiene un grupo de personas para la imagen y la comunicación, que son tan importantes como el psicólogo o el militante barrial.
Encargados de fotos y video
El registro de las intervenciones se volvió importante por varios motivos. Por ejemplo, durante los 90s nosotros queríamos recuperar la experiencia de Cucaño, y sólo circulaban relatos. Pero casi no había imágenes. Y trabajando en artes visuales, vos querías saber cómo lo hacían, cómo se veía. Entonces empezamos a hacer registro fotográfico de nuestras acciones. Que en una época se veía como una contradicción el registrar algo efímero, pensado para un momento. Pero resultaba útil como mapeo contemporáneo, para visualizar otras experiencias que estuvieran sucediendo al mismo tiempo y generar intercambios. Y como archivo, para dejar conscientemente referencias a gente que quisiera hacer experiencias similares años después. Más tarde aparecieron muchos dispositivos de registro. Y con Internet las posibilidades de amplificación se potenciaron. Hoy casi cualquier intervención en la calle tiene encargados de registrarlo en fotos y en video. Y muchas experiencias contemplan el registro como parte de las mismas, por las posibilidades de circulación que abre.
Newell's y Central
Muchas veces con Inne nos parece llamativo lo que pasa con las pintadas de Ñuls y Central en algunos barrios periféricos. Más allá de los chistes gráficos como el parlante, que después se convierte en pingüino, lo de “sina” y “pecho” ["sin aliento" y "pecho frío"]. Porque cae una cuadrilla de tipos y pinta los cordones, los postes de luz, la ochava, la parada del colectivo, todo azul y amarillo. Y frases, que después se van tachando o completando. Y al día siguiente vienen otros y tapan todo con rojo y negro. Pero quedan las salpicaduras y chorreados anteriores, o los colores medio mezclados. Puras manchas abstractas de color, como una pintura muy primitiva.
Si alguien piensa en hacer intervenciones en la calle
Le diría que piense cuál es su objetivo, qué busca provocar: si es empatía, rechazo, preguntas, diálogos... Y que lea la calle. Que eso te lo da solamente vivir la calle. Si vas a pintar una pared, no pensarla como una hoja en blanco. Ver la superficie, los colores, pero también qué lugar ocupa en esa cuadra, qué importancia tienen la esquina o la plaza del barrio, los flujos que circulan por ahí, los negocios y las personas del barrio, lo que pasa en ese lugar particular, charlar con los vecinos. Me parece importante dialogar. Si no, es como los tipos contratados por clubes de fútbol, que les da lo mismo, vienen un día y tapan todo de un color. Y es imposible conversar: ahí hay solamente una demostración de poder, no se construye ningún diálogo. Para eso es importante estar en situación, leer la calle y proponer una interacción...
Más información en:
www.fabriciocaiazza.com.ar
www.inne.com.ar
www.urbananotforsale.wordpress.com
www.compartiendocapital.org.ar/blog
www.pinchecable.wordpress.com
www.proyectoanda.com
www.sincita.com.ar
Si los viste, no te los olvidás. Son afiches pegados en las paredes o en las cajas de luz que combinan la iconografía de las señales de tránsito con mensajes disonantes para ese código, que van desde palabras alentadoras hasta máximas y chistes. Detrás de estas piezas gráficas está BiH-art, el seudónimo street artero que Sebastián Andreatta eligió para intervenir la calle.
Desde 2005, Nicolás Monti, el artista antes conocido como Vómito Attack, viene desarrollando una idea en diferentes formatos. Usar la estética de la propaganda política para promocionar un partido que se define "más real". PCM son las siglas de Poder Corrupción Mentiras, la creación que Monti vuelve a poner en escena durante un nuevo año electoral.
Ya está en la calle el libro de GRaFiTi. Acá un video que resume los ocho años de desarrollo para llegar de la calle a la web y de la web al papel.
El viernes 12 de mayo estuvimos en el programa Pura vida de la TV Pública hablando del libro.
Desde 2007, en el proyecto llamado Sincita, Faca realizó más de 140 intervenciones tomando textos de internet y trasladándolos a otros espacios. Para finalizar esta experiencia, está preparando la edición de un libro.
La edición se llamará "Tuitear en futuro" y será financiada colectivamente mediante el sistema Crowdfunding, es decir, necesita de la participación de muchas personas que estén interesadas previamente en adquirir un ejemplar.
En éste LINK hay distintas promociones y se ve cómo lucirá el libro: http://idea.me/proyecto/111/sincitatuitearenfuturo
Festejamos la iniciativa.