Al igual que con otras pasiones, la lectura de grafitis me cautivó mucho antes de que pudiera encontrarle motivos. En el principio, entonces, fueron los mensajes. Frases escritas por manos anónimas que, de golpe, en la pared de alguna calle, me salían al cruce. Risa, desconcierto y, a veces, el inevitable estar o no de acuerdo. Pero nunca indiferencia.
Después, vinieron las preguntas. ¿Qué lleva a una persona a escribir lo que siente o piensa en una pared? ¿Tiene en cuenta que lo que diga con pintura va a leerlo mucha gente, y no sólo el destinatario preciso cuando hay una/o? ¿Querrá que sus palabras duren para siempre?
Para quienes escriben grafitis, puede que exista algo atractivo en la cosa clandestina del asunto. Pintar de noche, a la vista de nadie, con la incertidumbre de si la tarea podrá ser llevada a cabo hasta el fin. No menos cierto es que los espacios de expresión pública escasean en la ciudad para cualquiera que no sea una marca, un producto o servicio. Y, claro, también está la satisfacción de imprimir algo propio en el paisaje de todos los días.
Con los grafitis la relación entre lo escrito y sus lectores queda mediada por la casualidad del encuentro. Lo escrito tiende a lo efímero y las paredes son las páginas de un libro, imposible de tener en las manos, que se está escribiendo y borrando todo el tiempo. Quizás, registrarlos sea una forma de hacerlos durar en la memoria, ese puñado de arena que día a día se escurre entre los dedos.
Alejandro Güerri
Acá va otro clip con fotos de Alejo Tarrío, César Verrier, Natalia Maskin, Nora Guledjian y Sergio Fernández, sacadas en el Segundo Safari Fotográfico de GRaFiTi, que se hizo el domingo 27 de noviembre de 2011, por los barrios de Colegiales y Chacarita.
AMEBA son las siglas de Arte Móvil Experimental Buenos Aires, un grupo de intervenciones urbanas surgido a mediados de 2011 en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires. En esta conversación por correo electrónico, compartieron sus principios, influencias e ideas.
La Unidad N° 11 del Servicio Penitenciario de Santa Fe está ubicada en la Ruta 14 a diecinueve kilómetros de la Ciudad de Rosario, en la localidad de Piñero. Durante una visita al penal, en un salón donde los chicos estudian, nos encontramos con estos graffiti: intentos de convertir las paredes que los atrapan en un espacio de apertura, y uno de los rincones más coloridos y vivaces en un lugar bastante gris y oscuro.
En las calles de Buenos Aires, empezaron a aparecer afiches publicitarios cuyas caras están cubiertas con pintura. Un gesto simple para crear un efecto extraño. En una conversación por mail, el creador de estas intervenciones, alias RRAA.-, cuenta los orígenes y los porqués de la serie "Desenmascarados".
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