Al igual que con otras pasiones, la lectura de grafitis me cautivó mucho antes de que pudiera encontrarle motivos. En el principio, entonces, fueron los mensajes. Frases escritas por manos anónimas que, de golpe, en la pared de alguna calle, me salían al cruce. Risa, desconcierto y, a veces, el inevitable estar o no de acuerdo. Pero nunca indiferencia.
Después, vinieron las preguntas. ¿Qué lleva a una persona a escribir lo que siente o piensa en una pared? ¿Tiene en cuenta que lo que diga con pintura va a leerlo mucha gente, y no sólo el destinatario preciso cuando hay una/o? ¿Querrá que sus palabras duren para siempre?
Para quienes escriben grafitis, puede que exista algo atractivo en la cosa clandestina del asunto. Pintar de noche, a la vista de nadie, con la incertidumbre de si la tarea podrá ser llevada a cabo hasta el fin. No menos cierto es que los espacios de expresión pública escasean en la ciudad para cualquiera que no sea una marca, un producto o servicio. Y, claro, también está la satisfacción de imprimir algo propio en el paisaje de todos los días.
Con los grafitis la relación entre lo escrito y sus lectores queda mediada por la casualidad del encuentro. Lo escrito tiende a lo efímero y las paredes son las páginas de un libro, imposible de tener en las manos, que se está escribiendo y borrando todo el tiempo. Quizás, registrarlos sea una forma de hacerlos durar en la memoria, ese puñado de arena que día a día se escurre entre los dedos.
Alejandro Güerri
El sábado 15 de octubre se realizó la 1º parte de la intervención de "Entramado político": Célula Móvil pegó carteles impresos en serigrafía a dos colores, con un palimpsesto de eslóganes de campaña, a lo largo de la Av. Santa Fe, desde Pacífico hasta Belgrano.
El muralista mexicano David Alfaro Siqueiros (1896-1974) estuvo en Argentina durante la década del 30. Además de pintar un mural, puso en práctica la técnica del esténcil con fines políticos: atacar la dictadura de Agustín P. Justo. En este texto, publicado en su libro de memorias, Me llamaban el coronelazo, cuenta cómo desarrolló una "gráfica de agitación y propaganda".
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Fabricio Caiazza (alias faca) es un artista visual que, a través de proyectos colaborativos de arte y tecnología, explora relaciones entre el mundo físico y las comunidades virtuales. Oriundo de Rosario, sus trabajos llegaron a Uruguay, Perú, España, entre otros. A continuación, una charla sobre trabajos colectivos e individuales, experiencias en arte y política, e intervenciones en espacios públicos como la calle y la web.
Urbano ART es un proyecto cultural que lleva arte a las calles. Sus creadoras, Clarisa Martins y Emilia Salgado, eligen un lugar público de la ciudad, convocan a un grupo rotativo de artistas y entre todos le cambian la cara a las paredes. Su segunda intervención puede verse ahora en la plaza de Av. Santa Fe y Carranza (Palermo).