Graffiti en el cementerio
Nahuel Valcarce recorrió el cementerio de Avellaneda con el ojo atento a las inscripciones que manos anónimas dejaron en nichos, pasillos y tumbas, como las de Ricky Espinosa o Luca Prodan: mensajes de amor, bronca, admiración, recuerdo, humor, para vivos y muertos.
Más fotos de Nahuel Valcarce en http://lodazalsur.blogspot.com/
Grafitis furgoneros III
Tercera selección de grafitis recopilados en los furgones de la Línea Roca, entre Sarandí y Hudson o Sourigues. Sexo, drogas y rocanrol, política, religión, amores y poesía entre esas cuatro paredes íntimas y públicas, donde nada se queda quieto mucho rato.
La novela de Ariel en una plazoleta de Solano
Un viernes, a eso de las 10 de la noche, sobre los bancos de cemento de una plazoleta en Donato Álvarez y Av. San Martín (San Francisco Solano), un tal Ariel se colgó a escribir con fibrón la novela de su vida: ideas simples y potentes, sinceramientos y consejos para sí mismo, para cualquiera.
Esto no es un museo, por Mariano Fiszman
Autor de novelas memorables como Nuevas cenizas y Muñecas 970, Mariano Fiszman transita las transformaciones de las calles de Villa Crespo, donde la demolición de casas antiguas coincide con el auge de los outlets y las pintadas del arte callejero.
Historia de El petiso orejudo, de Sebastián Cilio
Bárbara Gasalla le pidió a artistas callejeros que elijan una obra y cuenten su proceso de producción. Aquí Sebastián Cilio habla sobre su esténcil de Cayetano Santos Godino.
Considero que eso es profanación y la ley debería de ser durísima con los autores.
Un cementerio es un lugar sagrado para muchos, de devoción, de respeto.
