En la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, un artista pintó este mural. Alguien lo intervino con un graffiti y encendió una polémica. Celeste Arrarás nos mandó la foto y compartió la inquietud. ¿Vos qué pensás?
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Entre el 1988 y 1989, Andrea Blanqué compiló graffitis de baños de mujeres en bares, liceos, facultades, hospitales, estaciones y parques de Montevideo. Y en el '91 publicó el libro Antología del Retrete (Vinten/Memphis). Acá reproducimos parte de la introducción y algunos de los textos recopilados.
En charla con GRaFiTi, el artista y arquitecto Gaspar Libedinsky (Buenos Aires, 1976) anticipa detalles de Letra de molde, su nuevo proyecto artístico, cuyo punto de partida son las pintadas políticas de la ciudad de Buenos Aires. Al igual que en sus trabajos anteriores (Mister Trapo, Productos Caseros), la investigación exhaustiva conduce a obras que proponen distintas aproximaciones a un mismo tema.
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Clip con fotos de Alejo Tarrío, César Verrier, Natalia Maskin, Nora Guledjian y Sergio Fernández, sacadas en el Segundo Safari Fotográfico de GRaFiTi, el domingo 27 de noviembre de 2011, en los barrios de Chacarita y Colegiales.
El Segundo Safari de GRaFiTi se hizo el domingo 27 de noviembre de 2011, por los barrios de Chacarita y Colegiales. Acá va un clip con fotos de Eleonora Pfister, Fabián Sagristani, Glenda Sandham y Veronica Grillo.
Hola, yo soy muralista, ocupaciòn muchas veces ingrata por lo laboriosa, mal paga y de difìcil gestiòn. Creo que el grafitti en èste caso es una guachada. Parece màs un acto de censura que de reivindicaciòn porque primero discentir con una obra de arte no da derecho a estrpearla y segundo confunde un muy bien logrado contenido eròtico con machismo, parece màs bien una respuesta pacata y conservadora disfrazada de feminismo y de grafitti. Un saludo
Siendo mesurada, creo que por una parte puede parecer gracioso o reflejar una realidad, que es la curiosidad infantil por la sexualidad. Por otra parte puedo decir que reproduce comportamientos "machistas" avalados por una sociedad que ríe estas gracias. Ahora bien, para no caer en los extremos, creo que refleja la realidad de la curiosidad infantil por la sexualidad y que ésta debe ir seguida de una explicación al niño sobre los límites de su curiosidad respecto al cuerpo de los demás. No se le va a reprender por su curiosidad natural, pero tampoco se le han de aplaudir aquellos comportamientos curiosos que signifiquen una falta de respeto. Desde mi punto de vista, el mural más el graffiti reflejan estas dos caras de la realidad, no sólo una, la del mural original. Ahora con el grafitti está completo! :D
El mural, además de machista, me parece carente de valor artístico. Esto sin ánimo de ofender a quien lo pintó. Y los grafiti, tienen en muchos casos una función de denuncia, de modo que, en este caso, no me parece mal la intervención.
Según mi parecer, tanto la obra original como la intervención tienen valor, pues cada una comunica un mensaje importante desde dos puntos de vista, opuestos o simbióticos. La primera obra,comunica una ingenuidad y el capricho optimista del artista. Hay quienes ven ese ¨capricho¨ como machista, lo cual como mujer entiendo, y no sólo me parece válido, sino importantísimo ya que se empiece a percibir y comprender en nuestra sociedad.
El arte es provocador por naturaleza. El mural es una obra de arte mas, y puede despertar emociones positivas o negativas. Desde el punto de vista de preservar la expresion artistica, el graffiti es desubicado. Es como si en un museo pintaramos los desnudos por pornograficos. Sin embargo, desde lo que denuncia, y siendo la pared un espacio publico, la pertinencia de la critica del grafitti puede ser algo valida. Pero a mi me provoca rechazo.