Una exploración por los graffiti que reproducen letras de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. ¿Cómo es el camino que va de la música cantada a la pared escrita?
por Alejandro Güerri
Superada la tentación de titular esta cosa “Grafitis redonditos” (o “Grafitis de ricota”), vayamos directo a los números. Al día de hoy, hay 226 fotos de grafitis en el sitio, de los cuales 7 reproducen frases de las letras de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, o le rinden homenaje al grupo. (Los amigos de las estadísticas quedan invitados a sacar el porcentaje).
Una de las curiosidades del asunto es que los graffiti están escritos en barrios distantes de Buenos Aires; otra es que dos grafiteros pintaron el mismo verso en calles distintas; y una tercera tiene que ver con el camino que recorren las palabras desde que las escribe el letrista hasta que se estampan en una pared.
Las canciones están ahí, todo el tiempo. Viajan por el aire de la radio, las escuchamos en la casa de un amigo o las bailamos en una fiesta, hasta que de pronto, sin saber cómo ni por qué, cantamos en voz alta un pedazo, que no siempre es el estribillo. Ya está, se produjo el clic: se vuelven parte de nuestra vida o, al menos, de las cosas que decimos de la boca para afuera.
Ahora bien, ¿cómo se pasa de ahí a escribirla en la pared para que la lea todo el mundo? Ni idea. Lo que sí podemos decir es que este camino empieza y termina en el mismo punto: la palabra escrita. Nacida para ser cantada, se hace muda en la calle. Y así como sabemos quién escribió la canción, ignoramos quién pintó el graffiti.
Cuando se habla de las letras del Indio Solari (qué seudónimo tan gauchesco), se las suele definir como “crípticas”. Dicho en criollo, que no se entienden un carajo. Sin embargo, las frases del grupo escritas en la calle son de una sencillez admirable. Así, “Violencia es mentir” nos da con el mazazo de la metáfora, un “A es B” de fierro. O si no, la máxima existencial: “Vivir sólo cuesta vida”. En las letras de Patricio Rey, se respiran los poetas clásicos y de tango. Historias de tipos jugados y de amores que despiertan adicción. Mucho whisky con coca y cabarulo, en un clima de revolución inminente.
En “Vencedores vencidos”, una canción de 1988, el Indio Solari escribió: “Me voy corriendo a ver / qué escribe en la pared / la banda de mi calle”. Hoy, que esas palabras suenan a profecía cumplida, una gran banda anónima y dispersa anota con aerosol versos sueltos para que entrenemos el ojo musical.
Grafitis:
“Violencia es mentir”
En Chacabuco 1000, San Telmo.
“Violencia es mentir”
En Av. Córdoba 1930, Recoleta.
Tomado de “Nuestro amo juega al esclavo”, de ¡Bang!, ¡Bang!, Estás liquidado.
“Vivir solo cuesta vida”
En Dorrego 1700, Palermo.
Tomado de “Ropa sucia”, de ¡Bang!, ¡Bang!, Estás liquidado.
“Ya no hay tiempo de lamentos, ya no hay más”
En Honduras 5971, Palermo.
Tomado de “Toxi taxi”, de La mosca y la sopa.
“Mi amor, la libertad es fanática, hagamos un puente.”
En Gurruchaga y Nicaragua, Palermo.
Tomado de “El blues de la libertad”, de Luzbelito.
(En realidad, la letra original dice "Mi amor, la libertad es fanática; ha visto tanto hermano muerto, tanto amigo enloquecido" y sigue.)
“PR”
En Sarandí 1437, San Cristóbal.
“Colón dijo q´ la tierra era redonda, Patricio Rey lo confirmó.”
En Olazábal 3600, Belgrano.
Entre el diseño gráfico, la pintura, la música (es voz y guitarra de la banda “Alfonsina”) y muchas otras actividades, Emiliano Montani realiza intervenciones callejeras en algunas paredes marplatenses. Allí, con papel, aerosol o fibrones, aparece su sello inconfundible, Juan Carlos.
Desde 2008, Leandro Cuchi viene coleccionando imágenes de pintadas hechas sobre puertas y ventanas que abarcan diversas técnicas y estéticas: tags, murales, arte callejero. Las fotos de esta selección provienen de un archivo personal vasto, y fueron tomadas en San Martín, Villa Ballester, Ciudad de Buenos Aires, Quilmes, Avellaneda.
En La Plata, Mar del Plata y Necochea se pueden encontrar paredes con enormes pinturas firmadas por Meárte. Calaveras, rollos de papel higiénico e inodoros, entre tantos otros dibujos, conforman el universo de este artista callejero, autodidacta, que estudió Grabado y Arte Impreso en la UNLP, y que pinta lo que siente para que lo vean todos.
Desde hace casi una década, Proyecto Fauna viene desarrollando intervenciones callejeras en Mar del Plata y otras ciudades. Con plantillas y aerosol, sus integrantes, formados en diseño y fotografía, buscan transformar las paredes de la ciudad en espacios de libertad para expresarse y comunicar.